De qué se trata la orientación clínica?

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Es la orientación que propone un trabajo.

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Un trabajo en  un espacio sensible y flexible, que sostiene, acompaña  y  aporta soportes en la búsqueda de hallazgos propios que funcionen como alivio - solución a eso “que no marcha”, tanto en los padres como en los niños, cada quien en su espacio.

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¿Cuál es el trabajo en cuestión?  No es cualquier trabajo, ni de cualquier manera. Es la apuesta a un trabajo orientado que no busca resultados sino que tiene la posibilidad de producir efectos.

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Un efecto de los movimientos que se producen en un tratamiento es que aparezca algo del despliegue de la subjetividad, que se vaya construyendo la infancia y con esto la aparición de la palabra en una función más allá de la comunicación y el aprendizaje.

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Para que aparezca la palabra hace falta crear y nutrir un tiempo de construcción, preservando esa escena, que hará huella en quien  consienta a ese trabajo.

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Será el propio sujeto, Padre - Madre - Niño, quien pueda elaborar por sí mismo la respuesta. No es simple, no tiene garantía… y es una elaboración que se produce en el lazo de transferencia con quien conduce el tratamiento.

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 ¿Qué aporte hace la orientación psicoanalítica?  

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Aunque la manifestación, lo que se da a mostrar,  se presente como una determinada dificultad, puede ser en el lenguaje u otras,  esto no quiere decir que necesariamente el problema esté ubicado ahí.

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La orientación psicoanalítica aporta la dimensión esencial de la “Otra cosa”, algo desconocido en un comienzo, en donde hunde las raíces eso que se presenta como “la disfunción - el problema”.

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Incluir eso desconocido que tiene su incidencia en lo que le pasa a los padres y al niño, esto que está detrás de lo que aparece como “dificultad” implica ordenar los hilos y disponerlos de otra forma para que se pueda bordar y bordear una nueva trama en la que padres y niños puedan sostenerse.

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Muchas cosas son posibles en la construcción de dispositivos particulares en los que se ubican lugares, tiempos, operaciones, pasajes, transformaciones y las relaciones  entre los términos, Madre - Padre - Niño, no necesariamente en relación a la filiación biológica.

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No es un programa pre diseñado para todos igual, es una vía posible que incluye  lo posible y lo imposible, deletreando lo desconocido sin rechazar eso que no marcha, que tiene sus trayectos y está sujeta a los ajustes que hagan falta.

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Un recorrido  que,  en principio, implica cruzar eso que no se puede nombrar, ni tiene imagen, pero que no por eso deja repetirse,  cruzarlo por sobre eso que se piensa y se dice siempre de la misma manera. Es armar un nuevo espacio donde encontrarse con algo desconocido, esa Otra cosa, “una dimensión que se hace sentir en las tantas experiencias que los hombres viven”.

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Asomarse por una nueva ventana y aparecer en escena de otra manera.

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Ofrece la posibilidad para  que entre lo sensible y lo vivo de la palabra construyendo una experiencia  que  conlleve a una satisfacción  tanto en los padres como en el niño.

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kina levin

febrero 2021