
Un llamado mítico
Producir, fabricar, hacerse del lenguaje,
es natural?
Es producto del atravesamiento de una serie de tiempos lógicos en los que intervienen los diferentes términos Madre y Padre en sus funciones propias. Madre y Padre no son las personas de cuya filiación biológica es producto el niño sino que Madre y Padre son quienes ocupan esos lugares y ejercen esas funciones.
Entonces, no es que por el solo hecho de la condición humana, el niño va a hablar.
Eso no es suficiente.
El niño hace un llamado mítico con su llanto que queda a cuenta del término materno poder descifrarlo. Para eso tiene que poder escuchar en ese llanto ¿qué quiere el niño? No es solo que satisfagan sus necesidades.
Hay otra cosa.
La madre a su vez responderá con su llamado, la invocación, que abre camino a la subjetivación, es respuesta a una pregunta tácita que el niño no está en condiciones de poder formular, es allí donde la madre lo nombrará como hijo. Esto es la presencia del Otro.
Un Otro dispuesto a transmitir el tesoro de sus significantes y ahí se comienza a bosquejarse una primera realidad, porque la realidad se funda y se define con el discurso.
Esta serie de tiempos y funciones actuantes no son una serie en escalera a subir peldaños y cumplir etapas, pero tampoco su ausencia o el desborde en el tiempo.
Podemos resaltar la importancia de este tiempo inaugural.
Si esto no se produce nos vamos a encontrar con sus consecuencias.